La subestación Frutillar Norte ya es una realidad. Su puesta en marcha representa un hito tanto para la región como para el Sistema Eléctrico Nacional. Esta subestación se incorpora mediante el seccionamiento de las líneas existentes de alta tensión 2×220 kV Rahue – Puerto Montt y busca satisfacer de mejor forma la demanda en la zona, ofrecer más opciones de conexión y dar mayor seguridad al suministro.

La subestación Frutillar Norte, puesta en servicio este primer semestre y cuyo desarrollo significó una inversión de poco más de US$11 millones, viene a dar un nuevo punto de conexión a proyectos de generación de energías renovables de la zona y, con ello, mejorar la calidad de servicio a nivel local.

Esto porque hasta ahora la zona se abastece desde la subestación Puerto Montt,
también de Transelec, la que recibe energía principalmente desde el norte a través del Sistema Nacional de Transmisión, la Central Canutillar y otras centrales menores distribuidas en toda la región. Esta nueva infraestructura permitirá conectar más alternativas de generación.

Los procesos constructivos de subestaciones, líneas de transmisión y sus respectivas torres, usualmente requieren de grandes excavaciones y del uso de hormigón y el tránsito de materiales. En el caso de Frutillar Norte, durante las obras se utilizaron innovadores métodos constructivos que permitieron tanto adaptarse al tipo de suelo como disminuir impactos socioambientales, como explica Alex Tapia, gerente de proyectos de Transelec: “Hoy lo que estamos haciendo, en varios proyectos es tratar de disminuir el uso de camiones y los movimientos de tierra para trabajar en armonía con los vecinos, y una de las formas es modificando las fundaciones utilizadas tanto para las líneas como para las fundaciones de las estructuras”.

Es por eso que se están usando anclas helicoidales y pilas de hormigón para las fundaciones de las torres, dos técnicas innovadoras con que se disminuyen drásticamente las excavaciones, los movimientos de tierra, el uso de hormigón y, por consiguiente, el tránsito de maquinaria pesada.

Las anclas helicoidales son como grandes tornillos que se introducen directo en el terreno y posteriormente se unen en su parte superior a través de un dado de
hormigón.

Las pilas son excavaciones cilíndricas acotadas y controladas que se rellenan con
enfierradura y hormigón.

“Estas son tecnologías que estamos usando desde hace un par de años en el sur porque estábamos teniendo problemas con los tipos de suelo y, en vez de rellenar para poder construir fundaciones con el método tradicional, con todo el movimiento de materiales y el impacto que eso hubiera significado, decidimos recurrir a estos métodos innovadores y más amigables con el entorno”, explica Rodrigo Castro, jefe de proyectos de Transelec.

Las anclas helicoidales y las pilas de hormigón se han utilizado también en la construcción de la subestación Lastarria (La Araucanía) y de la línea Pichirropulli – Tineo (Los Ríos y Los Lagos).